08 octubre 2010

SACÁ TU DIVA INTERIOR

Todas guardamos en nuestro interior una diva oculta con un extraordinario talento para el drama y la exageración. Este alter ego caprichoso y complicado tiende a salir a la luz en momentos de crisis de diversa intensidad. Puede tratarse solo de un inconveniente menor, como que se te rompa una uña; o de algo ya de mayor envergadura, como que te atropelle una chiruza prepotente con alguna injuria.

Algunas de nosotras intentamos contener a nuestra diva interior y en la mayoría de los casos llegamos a dominarla, respirando profundamente y contando hasta 10. Pero hay ocasiones en las que las circunstancias nos obligan a exteriorizarla. Cuando la diva interior hace su aparición, se apodera del cuerpo entero de tal manera, que cada centímetro de piel parece gritar: “¡PELIGRO!” Cuando esto sucede, ya no hay vuelta atrás.

La primera señal de que la diva interior está emergiendo es un repentino destello furioso en la mirada. De ahí en más, una deja de ser lo que era, cualquier rastro de docilidad desaparece para dar lugar a una entidad 100% arisca, llena de confianza y dispuesta a tomar al toro por los cuernos hasta someterlo.

Esta entidad tan segura de sí misma sabe hacer su entrada. Camina con pasos firmes y seguros como si un fotógrafo invisible le estuviera sacando fotos exclamándole “¡ACTITUD! ¡ACTITUD!”. Al entrar a una habitación se apodera de ella con ojos encendidos, zancadas de Giselle Bundchen y pucherito de top. Cuanta persona la mire captará en seguida que hay que tener cuidado con ella, porque con ella no se juega. ELLA es una diva y está a punto de hacer una escena, pues sabe muy bien que nada que valga la pena se logra sin crear conflictos.


Si hay algo que la diva interior no tolera es que la usen de alfombra y mucho menos que invadan su territorio. Cuando se presente algún dilema que merezca la aparición de su diva interior, no la refrenen. Déjenla fluir. Recuerden que tienen todo el derecho del mundo de armar un desmadre por la sencilla razón de que ustedes lo valen. Si Troya tiene que arder, ¡que arda!

La crisis: Te enterás que tu nuevo novio anda hablando con su ex.
Actitud de diva: La regla N° 1 de toda diva es muy sencilla: No se acepta ninguna falta de respeto. Probablemente tu nuevo novio aún no lo ha comprendido, y de seguro que si no se lo hacés comprender bien desde el comienzo nunca aprenderá la lección. Nada de conversarlo con él calmadamente. Esto le abrirá las puertas a que vuelva a cometer la falta e incluso a que  se atreva a cometer faltas mayores. Troya tiene que arder junto con Roma, Nueva York, Chololó y San Pedro de Ycuamandiyú. Armale el escándalo de su vida para que aprenda la lección de que las palabras: comprensiva y permisiva no figuran en tu diccionario. Toda diva sabe marcar muy bien los límites en sus relaciones, así como sabe que toda infracción debe ser correspondida con una reacción ampliamente superior y hasta desproporcionada a los hechos punibles. Si el galán en cuestión reincide a pesar del escándalo que le armaste tené por seguro que este galán nunca aprenderá la lección y seguirá atropellando tu dignidad una y otra vez. Una verdadera diva no perdona reincidencias. Mandalo con moño y todo junto con la ex a Tanganica. Tampoco olviden que una verdadera diva también tiene su lado vengativo. Asegurate de difundir el rumor de que lo dejaste porque era malísimo en la cama y devolvele la delicadeza mostrándote por todas partes con tu ex la noche misma en que lo dejaste.

La crisis: Alguien está esparciendo un chisme sobre vos.
Actitud de diva: Solo hay una forma de encarar este dilema: confrontación. Investigá hasta llegar directamente a la fuente original del chisme y confrontala cara a cara como digna diva que sos. Con compostura y altivez y tu mejor pose de diva intimale a la conventillera a cerrar la bocota dejándole bien clarito que sabés de fuente segura que anda diciendo tal y tal cosa de vos y que si no para le vas a querellar por difamación y calumnia con Gilda Burgstaller.

La crisis: Una blonda farmacéutica está acosando a tu novio en una discoteca.
Actitud de diva: ES-CAN-DA-LO. Este tipo de situaciones ameritan el surgimiento de tu UBER DIVA INTERIOR. Toda verdadera diva sabe elegir muy bien sus batallas, y ninguna blonda de cuarta merece una pelea pública, por lo que es fundamental que pongas todo tu empeño en que tus acciones parezcan accidentales. Agarrá tu bebida o la primera champañera que encuentres a tu alcance y aprovechando la excusa de los stilletos inmensos que seguramente tenés puestos, simulá un tropezón estrepitoso asegurándote de vaciar el contenido en la blonda en cuestión. No hay mejor manera de enfriar a una blonda en celo. Por supuesto tenés que asegurarte de fingir penita para evitar que la gata se te eche encima y con cara y tono de mosquita muerta decile: “¡Ay… fue sin querer!” Y luego asegurate de dejar la escena del delito… con tu novio OBVIAMENTE!!!

La Crisis: No le podés ver ni en figurita al mejor amigo de tu novio.
Actitud de Diva: Ponele la firma de que el desamor es recíproco. Una verdadera diva sabe que sus instintos nunca fallan. Si no le podés ver al susodicho, es por algo. Pero nada de manifestarle a tu novio que pensás que su BFF es más pesado que vorí vorí de uranio. La mejor manera de encarar la situación a lo diva es la de librar una batalla silenciosa. Aplicá la psicología inversa y comentale constantemente lo atractivo que te parece su mejor amigo. Asegurate de aprovechar cuanta ocasión tengas para que te oiga comentándole también a tus amigas que el plaga en cuestión está como quiere. Si a tu novio no le entra bala, aplicá el comentario infalible: “Con el único de tus amigos con el que saldría con gusto es con fulanito”. Tu novio terminará por convencerse de que su mejor amigo es un rival en potencia y evitará frecuentarlo cuando está contigo, liberándote así del suplicio.

La Crisis: Tu nuevo novio muestra signos de tacañería.
Actitud de Diva: No hay nada tan poco glamoroso como tener un novio tacaño. De seguro esta situación límite hará surgir instantáneamente a tu diva interior. La mejor manera de lidiar con esta situación es la de curarle de espanto. Si cuando llega la cuenta empiezan a sonar los grillos antes de que saque su billetera que ni se te ocurra ni amagar pagar la cuenta. Con voz firme y segura decile que en tu cartera solo llevás maquillajes y tu celular y que si sigue haciéndose el ñembotavy vas a usarlo para llamar un taxi.

La crisis: Tu novio anda haciéndote escenillas de celos.
Actitud de Diva: Sólo hay lugar para una sola diva en una pareja. Si tu novio empieza a ser más escandaloso que vos es momento de que saques a tu diva interior y pongas freno a esta situación. Nada de achicarte e intentar tranquilizarlo deshaciéndote en explicaciones. Decile que tiene que agradecer de estar con una regia como vos y si quiere seguir gozando de tu espléndida compañía, más le vale que deje de imaginar cosas y hacerte perder el tiempo con sus crisis imaginarias, que suficiente ya tenés con las tuyas. Si la escenilla es telefónica decile que estás cansada y que te llame cuando se le pase la locura y cortale el teléfono antes de que tenga tiempo de contestarte nada. Si la escenilla es en vivo y en directo aplicá la ley de hielo e ignóralo con frialdad absoluta ofendiéndote veinte veces más que él y dejándolo plagueándose solo mientras pegas la media vuelta.

La crisis: Una indeseable critica tu apariencia.
Actitud de Diva: Lastimosamente en el mundo abundan las desbocadas que siempre están listas para emitir críticas o comentarios desagradables. Una verdadera diva siempre tiene una respuesta ácida para todo comentario necio. Nada de dejar pasar el comentario y menos aún de acomplejarse. Ponele a la indeseable en su lugar devolviéndole la gentileza. Si te baja un comentario del tipo: “estás más gordita” contestale en el acto: “y vos cada día más fea y desagradable” o “Por suerte puedo hacer dieta, pero tu cara no tiene remedio.” Si te dice que tu nuevo corte no te favorece, respondele que su cara tampoco. Una diva siempre contraataca con inteligencia, rapidez y golpes de gracia.