29 junio 2011

Amistades Peligrosas



La amistad es algo maravilloso, el único problema se presenta cuando por inocentes, nos pasamos de amistosas y terminamos empleando el rótulo de “amiga” indiscriminadamente. A las amigas hay que elegirlas muy bien, porque no todas las “amigas” son verdaderas amigas. Muchas de ellas son viboritas triperinas agazapadas, que al más puro estilo de zorras disfrazadas de ovejas, están siempre listas para emponzoñar nuestras vidas en la primera oportunidad que se les presente. Por este motivo, he hecho una lista de aquellas amistades peligrosas que todas debemos evitar.

La amiga serruchera: Ésta sin lugar a dudas ocupa el primer lugar en nuestro ranking de amigas indeseadas. La serruchera tiene un apetito voraz por los hombres y por insaciable esta nefasta jamás discrimina. En materia de hombres para ella todo vale y los novios y esposos constituyen uno de los platos preferidos de su menú. El sólo hecho de que tu novio tenga registro de dominio lo hace más apetecible para ella. La muy patética empezará a fantasear con él como si se tratara de un plato suculento y no descansará hasta que logre saborearlo. No peques por necia y no permitas que tu pareja pase a convertirse en su plato del día. ¡Nada tuyo debe figurar en su menú!

La amiga fotocopia: Estas “amigas” no pecan por malas sino por plagas. No existe nada más patético e irritable que tener una clon wannabe entre nuestras amigas. Todo lo que te ponés, todo lo que hacés y todos los sitios que frecuentas a ella le FASCINAN y lo manifiesta copiándote en todo. Si te teñís el pelo de naranjado ella aparecerá al día siguiente con senda cabeza de zanahoria; te copiará todo tu ropero y si lo que te ponés no lo encuentra en plaza, de fija te lo pedirá prestado para sacar el modelo con su modista… Al comienzo seguro te deleitará tener cerca a alguien que te admire tanto, pero de seguro a la larga te empezará a frikear su obsesión por ser como vos y te sacará de quicio su falta de personalidad.

La amiga doble cara: Siempre que estés cerca será la más “divina” y estará de acuerdo con todo lo que digas y todo lo que hagas; pero basta que te ausentes un segundo para retocar tu rouge y ya estará hablando pestes y culebras de tus “elecciones de vida” y “manera de pensar” acuchillándote al más puro estilo asesino serial con quien le preste el oído para escuchar todo lo que tiene que decir sobre vos. Como siempre es tan amorosa gua’ú contigo, te costará creer aquello que anda diciendo a tus espaldas, pero más te vale que te despabiles antes de que te incinere con su venenosa lengua triperina.

La amiga chismosa: Todas tenemos una amiga que peca por boca suelta ya sea por mete pata o porque no puede con su alma de conventillera. Se encargará de difundir con nombre y apellido todo lo que le rogaste encarecidamente que no repita. Si la usas de confidente ¡fuiiiste! ya que ni bien se le presente la oportunidad sacará a ventilar todos tus trapos sucios y todas tus intimidades pasarán a ser de vox populi. Tenes que detectarla antes de que te conviertas en la comidilla de la aldea.

La amiga tapita: Esta amiga de tan borracha vive tirada por el piso e irremediablemente siembra el caos en todos tus sábados de parranda. Sus incidentes e indiscreciones de borrachina te meterán en problemas con tus padres, tu novio y todas tus amistades y siempre terminará aguándote los fines de semana ya que tendrás que servirle de niñera, enfermera y chofer.

La amiga chicle: Este tipo de amiga, es muuuy común. Terminarás pasando casi todos los días, con ella. De tanto ir a tu casa se comporta como si fuera la suya, te vacía la heladera, se meterá en tus discusiones familiares y de tanto estar allí hasta seguro ya tenga su lugar fijo en la mesa familiar. Te seguirá a donde vayas como tu sombra. La única diferencia es que tu sombra no habla y no molesta. Los pocos minutos del día que no pase contigo seguirá omnipresente ya sea a través de interminables llamadas telefónicas y constantes mensajitos a tu cel o black berry. Cuando tengas novio parecerá tu Tomasita y tendrás que pedirle encarecidamente que te dé un respiro para que puedas tener algo de intimidad con tu otra media naranja.

La amiga rata: es la miserable del grupo. Nunca, pero nunca pone plata, y cuando pone, siempre pone menos que los demás. Ella es la reina del ahorro a cuestas de tercero y domina el arte de hacerse la tonta para evadir sacar la billetera. Además de rata, sabe sacar provecho. No sólo no pone guita, sino que trata de sacarle a las amigas y quedarse con el vueltito. Es la primera en proponer hacer una vaquita para pagar algo, y como ella es la que organiza, nadie se percata que la única que no aportó un peso fue ella. Las pocas veces que se digna a aportar algo, le saca el jugo al máximo: ¡si pone el auto, todos le tienen que pagar la nafta y si se exceden del kilometraje no duda en cobrarles un fee  por el cambio de aceite! Nunca invita, siempre es invitada y no es de extrañar que llegue con manos vacías a tu cumpleaños n° 18, ¡total todavía te debe hasta tu regalo de quince!

La amiga interesada: Si tu cuenta bancaria posee muchos ceros, tendrás una lista interminable de “amigas” de esta calaña. Ha perfeccionado el arte de chupar la media para sacar cuanta ventaja pueda de tu status y tus millones. Por más que no tenga un peso partido por la mitad, siempre se la ingeniará para marcar tarjeta en el VIP de la disco ordenando champagne a cuenta tuya. Te llorará miserias y hará brillar hasta tus medias opacas de tanto sobarlas para que la termines invitando de vacaciones contigo. Siempre y cuando tu billetera siga cargada la tendrás “incondicionalmente” a tu lado, pero ante el menor giro de fortuna o caída en desgracia será la primera en borrarse del mapa, no contestando ni tus llamadas por andar muy ocupada buscando una nueva sponsor oficial para sus ambiciones.

La amiga agujero negro: Su densidad genera un campo gravitacional que te chupa toda la energía. Ella vive deprimida y argelada. Todo le sale mal, nada le gusta y nada la consuela. Te usa de psicóloga ad honorem y paño de lágrimas y mocos. Como vive desdichada le tiene alergia a la felicidad ajena por lo que no duda en aguar todas tus alegrías contagiándote su mala onda. Para completar su cuadro, todo gira en torno a ella y a SUS problemas. Si bien te llama a cualquier hora para contarte entre lágrimas y sollozos que se peleó con su terapista o a plaguearse como si fueras radio Ñanduti, ni se te ocurra contar con ella cuando algo en TU vida no sale bien. Ni bien empieces a desahogarte cambiará el tema de conversación para avocarse nuevamente   a SUS problemas, que obviamente son muchísimo más serios que los tuyos.  Su enojo con la vida la hará tan pesada que terminarás evitándola como al dengue, aunque lastimosamente no existen repelentes contra las amigas densas.

06 junio 2011

El rey de la casa: ¿qué clase de padre reina en tu hogar?



Padres, los hay de todos los tipos: gruñones, amorosos, modernos y tradicionales. Convengamos que los tipos de padres son tan variados como los tipos de madres. Pero si hay algo que todos tienen en común, es que todos ellos se creen los “reyes” de la casa.

En ocasión a los festejos del día del padre, y siempre fiel a mi aversión hacia las cursilerías, les presento algunos de los tipos de padres que reinan en sus casas. Ojalá que estas caricaturas les sirva para identificar al suyo y definir si se trata verdaderamente de un rey…. ¡o de un tirano!

El Padres Guardabosques: Durante toda la infancia de sus hijas, son los padres más protectores, cuidadosos y tiernos de la tierra. Pero cuando llega la adolescencia y sus princesitas empiezan a desarrollar algún asomo de curvas, se transforman en la peor pesadilla de sus princesas y, por añadidura, de los príncipes de éstas. ¡Los celos los consumen y ni siquiera se molestan en disimularlos! Cada vez que su hija se va de parranda saca un centímetro para medir el largo de su falda y aprobar o censurar su look. Si está muy escotada, con la panza al aire o con un vestido ceñido al cuerpo, más escandalizado que pa’í en misa negra, la manda directamente a la habitación para que “revise” su vestuario y se ponga algo más recatado. Lo más probable es que sus hijas salgan vestidas de la casa como monjas, obviamente llevando la mini y el top de cambio escondido en la cartera. Cuando los pretendientes de sus princesitas las visitan se pasan controlándolos sigilosamente como agentes de la CIA, llegando incluso a ponerse a limpiar frente a los nerviosos noviecitos su colección entera de escopetas. Si carecen de armas, las suplen con su mirada intimidante y constantes advertencias con vozarrón autoritario.

El  Papá Cool: Estos padres están a la última. Comparten con sus hijos su pasión por la moda, por la tecnología, por lo retro, por los videojuegos y la música. Hasta ahí todo bien. El único problema es que tarde o temprano su “buena onda” empieza a sacar de quicio a sus hijos. Cada vez que vienen de visita los amigos de sus hijos, el papá cool cree que vienen a visitarlo a él y los monopolizan charlando sobre el origen del trance, debatiendo sobre los mejores discos de Pink Floyd, comentando la última película de Tarantino e informándoles sobre las mejores aplicaciones para el iPhone. Lo que empezó siendo un padre canchero, se convierte en un papá intolerablemente denso. Al punto que los hijos se ven forzados a tener que ser ellos quienes fijen límites…. ¡Pero a sus viejos!

El Padre DT: Su condición de futbolero de corazón los hace amar a su club tanto como a sus hijos. Lo primero que hace al enterarse que va a ser papá es hacerle socio y comprarle una remerita de su club. Tampoco es de extrañar que llame a su primogénito Salvador en honor a Cabañas, José Luis en honor a Chilavert o Juan Ángel en honor a Napout.  Sus hijos tienen carnet de socio antes que cédula de identidad y probablemente aprendan a decir Cerro u Olimpia antes que papá. Su pasión casi obsesiva por el futbol no se acaba en el merchandising. Él sueña no sólo que sus hijos compartan su amor por su club, sino también que éstos algún día integren la albirroja, por lo que empieza a entrenarlos antes de que aprendan a caminar. 

El Padre Prusiano: Más mandón que sargentos de cuartel, a estos padres sólo le faltan las trompetas y el uniforme verde. Son estrictos, ultra conservadores, disciplinarios y amos y señores de todo lo que hay en la casa (personas incluidas). Su casa se rige por un estricto orden militar donde todo está sujeto a un horario inquebrantable y a una autoridad incuestionable. En el escalafón de mando familiar el papá prusiano es siempre el General del Ejército, la madre la Coronela y los hijos los cadetes. No duda en castigar a cualquier hijo que ose salir de la fila, alterar el orden  o desafiar su autoridad. No es dado a la conversación ya que en vez de hablar, manda y en vez de retar, ladra. Es todo trabajo y nada de ocio y sostiene que el relajamiento y la recreación son para los haraganes y zánganos. Las cosas que más le sacan de quicio son la pereza, la insolencia, los zurdos y los pelilarguis. 

El Papás Pachá: Es el polo opuesto del padre prusiano. Se olvida de todo, es fresco, impuntual y nunca se puede contar con él para nada. Es de los que se levantan a las 10 de la mañana y le gritan a sus hijos: “¡Apúrense que van a llagar tarde al colegioooo!”. El  muy kaigué trata a sus hijos como sus ordenanzas personales, pidiéndoles que le acerquen el control remoto o le traigan la cerveza de la heladera. Si bien llega tarde a todos los actos del colegio, jamás se pierde sus partiditos de futbol con los cuates. Este tipo de padres son más hijos que padres, y generalmente sus hijos (notoriamente más responsables que ellos) son quienes tiene que recordarles los compromisos, sacarlos de sus apuros y encontrarles hasta el celular que dejaron por distraídos dentro de la heladera….obviamente junto a la cerveza.

El Padre Quisquilloso: Ama criticar tanto como ama corregir, haciendo visible hasta las más pequeñas equivocaciones. Su perfeccionismo no se agota en su persona, extendiéndose hacia lo que espera de su esposa e hijos. Este tipo de padres son doctorcitos todólogos absolutamente convencidos de que ellos saben hacerlo todo mejor. Como nunca está satisfecho, adquiere el hábito de plaguearse más que su esposa (quien vale la pena aclarar, ¡tiene todo el derecho de hacerlo!). Siempre está a la defensiva y siempre cree que tienen la razón. Pero sin lugar a dudas, lo más tedioso de estos padres son sus sermones. Sieeempre tienen una lección para cada ocasión. Cada vez que empiezan con algunos de sus interminables sermones magistrales sus hijos sienten ganas de gritarles: “¡Ovaleemaa!!

El Padre Ausente No lleva a sus hijos a la escuela, ni conoce el nombre de la maestra. Lo más probable es que los compañeritos de sus hijos lo conozcan recién el día de su colación de sexto curso. Su nivel de colaboración en la casa es absolutamente nulo: no cocina, no lava, no plancha, no cambia pañales, no barre, no choferea. ¡Nada de nada! Como está convencido que la función paternal es únicamente servir de chequera, se limita a proveer y probablemente sus hijos terminen viéndolo con cara de banco. Su lema: “Yo cumplo con mantenerlos y que su mamá los críe”. Es el típico ejecutivo workaholic que vive por y para el trabajo. Como trabajan 17 horas de lunes a sábado, pueden pasar meses enteros sin verles la cara a sus hijos, por lo que terminan regalándole una Barbie a su hija por sus 16 convencido de que cumplía 8.

El Papá Fanático: Sus hijos son su mundo y el orgullo excesivo que siente por ellos los lleva a convertirse en una especie de chirolero obsesivo. Se pasa mandando fotos de sus hijos de mil quinientos KB por mail a todos sus amigos y conocidos, se pelea con los árbitros en los intercolegiales de sus hijos por ciego y con sus maestras cuando les ponen malas notas. Como los portarretratos le quedan cortos, tiene en su haber cuanto objeto pueda llevar el rostro de sus preciosos hijos: remeras, tazas, protectores de pantalla, alfombras, mouse pads, toallas, almohadones, sábanas, llaveros y hasta tatuajes en su piel con sus caritas. Este tipo de padres no son tan tediosos para sus hijos como lo son para los prójimos que tienen que escucharlos hablar una y otra vez de los innumerables talentos de sus hijos. Cada vez que llega a la reunión de padres del colegio todo el mundo huye por sus vidas para evitar escucharlo. Pero esto no lo desalienta. Si no encuentra a ningún conocido con quien compartir las proezas y hazañas de sus brillantes criaturas, no dudará en compartirlas con algún desconocido desprevenido.

El Papá Migraña: Vive enojado o de mal humor, a tal punto que sus hijos lo llaman “nube negra”. Cuando amanece piré vai, remata su mala onda con sus hijos y es tan cascarrabias y gruñón, que cuando está de luna o hay viento norte, sus hijos prefieren ponerse a estudiar las tablas de multiplicación por moto propio con tal de evitarlo. 

El Viejo Verde: Sus hijos lo llaman viejo, ¡pero por verde! Este tipo de padres en plena crisis de la mediana edad son la peor pesadilla de todo hijo, ¡y ni que hablar de las HIJAS! Se ponen viscos cada vez que pasa una chica y cuando alguien despierta verdaderamente su interés (algo MUY frecuente) no dudan en relojearla, piropearla y ponerse a flirtear descaradamente frente a sus muy espantados hijos, quienes para el padre en ese momento son invisibles.  Pero definitivamente lo peor de estos padres, son las oportunistas madrastras wannabes de 18 años que los rodean.

El Papá Tacaño: Su lema de cabecera es “Sólo dar lo Justo y necesario”. Cuentan hasta las moneditas de 50 Gs y hacen pasar papelones a sus hijos con las cosas que reciclan. ¡Pueden incluso llegar al extremo de reciclar hilo dental para hacer economía! Viven quejándose de la inflación, de los precios absurdos y criticando el “tren de vida irrealista” de su esposa y el consumismo de sus hijos adolescentes. Para ellos la palabra “shopping” es un sacrilegio y su palabra preferida es “ahorro”. Cuando sus hijos empiezan adolescentes empiezan a salir de noche, con suerte le sueltan 20.000 Gs, ¡advirtiéndoles de no gastar demasiado e indicándoles que traigan vuelto! Los prójimos terminan la noche chupando hielo para calmar la sed, para poder traer algo de vuelto cuando regresen a su casa. ¡Caso contrario, tienen asegurados que arderá Troya por su despilfarro!

El padre Buenudo: Este papá buenazo y confiado da todo a sus hijos y cree en todas y cada una de sus más patéticas excusas. Ellos tienen clarito que usando las palabras convenientes en el tiempo conveniente podrían conseguir lo que querían y convencerlo de cualquier cosa. Si su  hijo se gasta toda la mensualidad en farra, ni su cara de trasnochado hará dudar al padre buenudo de la veracidad del cuento chino de que el perro se comió su billetera! Este tipo de padres peca por bonachón y crédulo y termina convirtiéndose en la víctima eterna de sus hijos.