30 octubre 2014

LAS MUJERES DE TERROR



Se acerca la fiesta de Halloween, conocida por nuestras latitudes como el día de las brujas.  En una edición anterior ya abordamos el tema de los hombres de terror. Ahora leS toca el turno a las especímenes femeninas de este género. 

Como buenas brujas que somos las tenemos MUY bien identificadas y alejadas con todo tipo de pócimas y artilugios de nuestro espacio vital, aunque por ser espectros y atrevidas siempre se las ingenian para invadir nuestros ámbitos de vez en cuando. Cuando nos vemos acosadas por estas espeluznantes rivales, chiruzas, busconas y arrimadas, no nos queda otra que despertar a nuestras villanas interiores y tirarles agua bendita o champagne para que se ubiquen. 

LA RIVAL MALÉFICA: Mala, mala, mala y más mala que la maldad misma. Como desea lo tuyo te hace todas las maldades imaginables y por imaginar. Pero su maldad no es lo peor. Lo verdaderamente insufrible de esta villana es que encima de mala como ella sola, la muy desgraciada  es malditamente hermosa. Estas desgraciadas logran glamorizar con su belleza a todos a su alrededor y mantenerlos ajenos de su verdadera esencia putrefacta. Recuerden mis queridas lectoras, no hay nada peor que una rival mala y linda, ellas son la prueba evidente de que eso de la “belleza interior” es la mentira piadosa más grande de la historia. 

LA CHIRUZA WANNABE: Ella sueña con ser como una. Sueña con tener tres apellidos compuestos y tener un árbol genealógico que se remonta hasta antes de los tiempos de la conquista. Pero obviamente su único vínculo con la realeza es algún título nefasto como el de Reina de Tupasy arroyo, o primera princesa del Club 14 de Febrero de Monte Alto. Como es fina como canapé de mondongo, no se desayuna que las carteras Luís Truchón que le regaló su último chongo no son el camino a la pertenencia y que su acento teresiano impostado no engañará jamás a las culís de cuna. 

LA FACTURADORA TUNEADA: Escote. Check. Mini de lentejuelas. Check. Estileto con plataforma de purpurina. Check. Alargue con bucle en las puntas. Check. Botox antes de los 40. Check. Gomería trasera y delantera. CHECK. Labios de pato. Check. Estas mujeres nacieron para facturar. Desde la primaria ya soñaban con ser miss remera mojada y ni bien consiguieron para su sponsor empezaron a tunearse hasta el meñique del pie. El descaro y el orgullo en formar parte de las filas de quienes ejercen la profesión más antigua del mundo hacen que no tengan problema alguno en cobrar por su compañía, exigir toda clase de regalos y pelearse por sapos cancioneros sexagenarios como si fueran George Clooney. 




HEIDI: en el polo opuesto se encuentra la dulce e inocente Heidi. La chica del campo dulce e inocente que se crió con sus abuelos en un chiquero y es cristiana devota y que de un día para otro, decide que quiere ser rica y famosa cueste lo que cueste. A pesar de vender el cuento de ser chica humilde de campo, niña buena cándida inocente y sacrificad; sin ningún tipo de reparo, se las ingenia para meterse con hombres casados sin saber angá. Mentiiiiraaaa! Esta es la clásica  mosquita muerta alias banda con escapulario. Cuidado con las Heidis, que son más peligrosas  que las factureras tuneadas que te avisan de antemano con cartelito neón en la frente muy claramente lo que son.

LA BUSCONA: Ella vive por y para el levante y mientras más grande el desafío mejor. Ergo, su target tiene que tener pareja para que le resulte atractivo. Nacieron con un chip que le atrae como imán hacia las alianzas y no se preocupan en lo más mínimo en ocultar sus intenciones. Son las que tocan piernas al conversar, las que lanzan miraditas sugestivas, ponen voz de locutora y ponen toda su mercadería sobre la mesa de tu pareja y te tratan como si fueras papel tapiz. A estas se las ubica fácilmente. Lo que cuesta es mantener la calma en el proceso. 

Bueno, lastimosamente se me acaban las páginas, porque con la fauna local hay material como para escribir un libro de varios tomos sobre mujeres de terror que se infiltran en nuestros hábitats para hacernos mala sangre. Pero ya saben, a echarse rosarios al cuello y tirar agua bendita hacia estas alimañas para que se ubiquen. Si no hay agua bendita a mano implementen nomás cualquier tipo de líquido que les despabile bien a estas chirusas advenedizas.


INVASIÓN HIPSTER






Hay ciertas cosas que me superan: la infame balanza de mi baño, la fama de Justin Bieber, las cenas en lo de mi suegra, la bruteza de Portillo y la invasión de los hípsters. Y entre todas ellas, quienes últimamente me dan más dolores de cabeza son sin lugar a dudas los hípsters. Para ponerla corta, ¡estoy haaaarta de tomar jugos en jarros!


¿Alguien me podría por favor explicar, en que momento robarle los lentes de vista setentosos con culo de botella a la abuelita pasó a ser cool? ¡Si no le quedan bien a nadie y el único motivo por el cual las prójimas abuelitas lo usan es porque sus cataratas no le permiten verse bien al espejo ni con los lentes puestos!


Pero antes de adentrarnos más en este tema, debemos primero identificar quienes son los hípsters. Según Wikipedia, el termino se originó en 1940 para referirse a los adeptos del jazz que se caracterizaban por vestir y hablar de una manera determinada, consumir drogas recreacionales, tener un sentido de humor sarcástico, pobreza auto impuesta y códigos sexuales relajados. Si le agregamos barba o bigote, una bicicleta, un trabajo creativo, una religión oriental, clases de yoga y una dieta vegana, este término perfectamente puede abarcar al hípster contemporáneo.


Pero no crean que sea tan fácil identificarlos. El gran problema en identificar a los hípsters radica en que todos los que parecen hípsters niegan serlo. No van a encontrar ningún hípster autoproclamado en ningún rincón del planeta ya que la primera característica de los hípsters es que ellos no se consideran hípsters. Seguro ya tienen una listita mental de personas que entran perfectamente en la categoría y que se ofenderían profundamente de que los encasillen en este grupo.


Esta es solo la primera de una serie de contradicciones…. Como lo suyo es más seguir tendencias que convicción, suelen ser los reyes de la contradicción. Para empezar, odian todo lo que está a la moda, pero no se dan cuenta de que todo lo que usan, desde el reloj Casio digital de los años 80, hasta la banda indie de 1973 que siguen junto a sus amigos, hasta el chaleco de esquí de los 80s y la remera vintage de marcas desaparecidas que usa son modas características de la tribu de los hipsters. Ellos se creen muy originales, pero la originalidad de sus hallazgos vintage se pierde en el conjunto de los hallazgos vintage de su grupo, y terminan pareciendo una comparsa disfrazada de los integrantes de “That 70s show”. El seguir una moda sin darse cuenta de ello, los convierte en los peores fashion victims del mundo.


Para ser hípster tienen que estar profundamente comprometidos (en las redes sociales) con una causa medioambiental. No hay hípster sin causa. Los hípster originarios estaban genuinamente preocupados por el medio ambiente, por eso empezaron a andar en bici, reciclar todo, usar ropa vintage, volverse vegetarianos, llevar una vida saludable y hacer activismo por distintas causas. Las causas de los hípsters contemporáneos son más que nada una pose. Su activismo se limita a firmar peticiones online, discutir con todos los caretas y fachas sobre la injusticia social, y apuntar el dedo inquisidor a quienes usan pieles y comen comida rapida. Son de los que se proclaman veganos porque comen poca carne, quienes rescatan animales para postear en el Facebook y creen que van a cambiar al mundo en su clase de yoga meditando por la paz mundial. Ommmm!


Les gusta ir contracorriente hasta en las cosas más ridículas. Farrean entre semana para no encontrarse con los caretas el sábado a la noche y si bien se consideran abiertos de mente, no tardan en discriminar a quienes curten ondas más convencionales. Villa Morra les parece un sacrilegio. Ellos curten el centro o Las Mercedes, por lo que ni se les ocurra invitarlos a un boliche fuera de su código postal. Odian lo careta, pero aman lo cool…. Si bien esto a mí me parece medio lo mismo, ellos están convencidos de que existe una profunda diferencia conceptual…. Que podría identificarse mejor como la diferencia entre el Reggaetón (música para descerebrados) y la electro cumbia (música para intelectuales de este siglo).


Aman el vello facial. Se habrán dado cuenta de que los barbudos están invadiendo el mundo. Si el barbudo tiene menos de 40 años y no es judío ortodoxo ni árabe talibán, entonces lo más probable es que se trate de un hípster. Si tiene barba, pantalones chupín y lentes de marco grueso, tatuajes en arameo y championes Adidas vintage y está trasladándose en bicicleta, pónganle la firma que están ante un espécimen de pura raza.


Otra característica de este grupete es su afinidad con los gustos de la tercera edad. Son como viejitos precoces. No solo les roban los lentes a las abuelitas, sino que también comparten su amor por los gatos, por tomar té, por los viejos tiempos y las manualidades…. Y si son en crochet, ¡mejor!


Lo único que los delata su juventud es su pasión por las redes sociales, en especial por Instagram y el twitter. Son de los que instagramean absolutamente todo lo que comen, desde el batido verde con cambucha orgánica que beben y hasta las hamburguesas de tofu que cocinan en forma cubica para que tengan más onda. En el twitter exprimen todos sus muy intelectuales pensamientos y enlaces a los obscuros y rebuscados grupos, artistas, cineastas y autores que admiran. ¡En este punto hay que darles un premio al rescate de lo tragado por las fauces del tiempo! Si se topan con un hípster andando en bici o skateboard en la costanera, pónganle la firma de que está escuchando con absoluta devoción la banda sonora de una película de terror setentosa de Darío Argento y hasta son capaces de bailar al ritmo del tema principal tan poseídos como si se tratara de un tema bailable de David Guetta. Cuando no están en movimiento solo escuchan vinilos por la calidad superior del sonido y de seguro tienen algún boombox como chiche decorativo en su sala.

Otra de sus características es la pobreza autoimpuesta que obviamente al ver su adicción al iToascosas del universo Macintosh, claramente es tan falsa como su originalidad. Osea que iNomejodan!

Para ellos lo único importante es que lo que hagan, digan o vistan suene importante, se vea cool y que parezca algo muy complicadamente intelectualizado como para que lo entiendan los cerebros corrientes y trillados.

Hoy la invasión hipster ha convertido, en un par de años, cosas que antes eran consideradas incluso “de mal gusto” en algo “de moda”. Podemos mencionar desde las películas de zombies hasta los jeans nevados y de usar frascos de mermelada como vasos pero no se trata del “objeto” en sí, se trata de glorificar lo irrelevante y volver cool lo poca cosa. Por este motivo, hoy no es nada raro encontrarse de repente en el bar o restaurante mas hip de la ciudad, sentados sobre sillas hechas de basura, comiendo con platos descombinados comprados en ferias de garage puestos sobre una mesa de pallet medio inclinada, mientras hacemos chin chin con nuestros jugos verdes organicos, fair trade, km0, no tan comodos, pero sin lugar a dudas, absolutamente divertidos con la originalidad de todo,

LA GRAVEDAD DE LA SITUACIÓN




La primavera ya está haciendo su magnífica entrada, y con ella vemos como la vida se renueva. Los arboles se engalanan de flores y todo parece hermoso, fresco, lleno de vida. ¡Pero sácate! Tenían que pincharnos el globo y decidir celebrar en esta época donde todo está más hermoso que nunca el bendito “día de la juventud”. Entonces ahora una ya no piensa únicamente en que nueva variedad de flores comprar de la Fina Flor, ¡sino como china hacer para rejuvenecer y no parecer tan marchita!

Llega un punto que entre tanta primavera y tanta juventud, una ya se siente como la flor que lleva un par de días en el florero…. aquella flor que fue una vez espléndida y fresca; y hoy sobrevive unos días más al irremediablemente cruel marchitaje gracias a la aspirina que un alma generosa tiró en el agüita.

Y la gravedad del asunto es que tarde o temprano el marchitaje llegará inclemente y ominoso. Y como todo lo que sube tiene que bajar, empezarán las grandes caídas. Las primeras en caer serán las tetas.  Llegará la temida tía Adelaida, la de las tetascaidas. Llegarán las temidas tetas Natgeo (como la de esa indígena massai que sale en la tapa de National Geographic, que nunca conoció un corpiño y tras haber amamantado a una docena de retoños seguramente morirá sin haber conocido a un cirujano plástico que al menos le levante el ánimo).

Luego sucumbirán los glúteos bajo el peso de la gravedad y con él paulatinamente todo el resto del cuerpo. Todo, absolutamente todo empezará a caer. ¡Hasta el pelo! ¡Todas irremediablemente terminaremos como esas viejitas que vemos en la peluquería, batiéndonos la pelusa gris o pelirroja  hasta la inconciencia!

Y si hasta el pelo se nos terminará cayendo…. Obviamente se nos cae también el ánimo con el solo pensar en la lucha que tenemos por delante. 

¡Pero que todo se tenga que caer no quiere decir que tengamos que dejar caer también los brazos! Existen medidas a tomar contra el marchitaje.
Declárenle la guerra al marchitaje y recuerden que hasta su último aliento seguirán luchando y mientras sigan luchando les queda la esperanza de que la batalla aún no está perdida. 

DECÁLOGO CONTRA EL MARCHITAJE
1.       Encuentren a un cirujano y aférrense a él. De seguro que para el “retoquecito” número 27 ya les hará descuento. Para cuando llegues al tercer lifting ya te hará a costo por antigüedad.
2.       Si tu pelo se te cae, nada de dejarlo ir. ¡Pedí Prestado! Siempre habrá una quinceañera virgen de Quyquyo que te venda con gusto su cabellera de promesera para tu alargue o tu relleno.
3.       No finjas demencia. No hay nada peor que una vieja con trauma de adolescente quien cree que porque se vista igual a su hija quinceañera y hable con acento de teresiana de los ochenta (FLU-IDO) la gente no se dará cuenta de que su número de cédula no llega a un millón. ¡Basta de disfrazarse de jovata!
4.       Como disfrazarse de jovata no vale, es hora de que te identifiques con una vieja digna. Pero no una momificada. Buscate una inspiración espléndida como Carolina Herrera, Sofía Loren, Carmen Dell’ Orefice, a quienes la edad les dignifica aún más y uno no deja de pensar que hicieron un pacto con el diablo, o solo sáben más por viejas pero diablas. ¡Aprendan de estas señoras por favor y déjense de imitar a las vedettes con cara de muñeca inflable!
5.       Empotrate en tu propia dignidad. Volvete arrogante y aferrate a tu condición de culí DE CUNA. Que ninguna marginal del banlieu venga a pisotear el parquet de tu mansión de Villa Morra. Aprendete tu árbol genealógico de memoria y  con los nombres compuestos de todos tus ilustres antepasados para que la gente SEPA que podés estar entradita en años, pero que sos abolengosa. Recuerda siempre que el abolengo te transforma inmediatamente de un vejestorio a una antigüedad fina.
6.       Cuidá tu piel. Tomá mucha agua y poco sol y ponete hasta mentolatum como ungüento de belleza si te aseguran que te hará ver más joven.
7.       Que no te venza tu reuma. No hay nada peor que el sedentarismo para agilizar el accionar de la gravedad en tu cuerpo. Caminá, trotá, nadá, corré, zumbá, crosfiteá, yogeá, hacé lo que tengas que hacer para tonificar tu cuerpo y mantenerlo a prueba de marchitaje.
8.       Evitá todas esas cosas que te hacen ver vieja: sacarle foto a tus flores del jardín (y menos aún cometas el pecado capital de subirlas al Facebook o al Instagram), alejá el teléfono de tu cara para poder leer el chat del wassup (genia agrandá la tipografía antes de declararte candidata al bifocal), creer que la moda se congeló en 1980 y seguir sacando de paseo tus jeans de cintura pinzados, acotar a cada rato que “en tu época se usaba tal o cual cosa” (mejor ahorrate el tiempo y publicá una solicitada en clasificados de UH con tu fecha de nacimiento), aprender a tejer y guardar tus ropas de invierno con naftalina (este es sin lugar a dudas el olor a vejez por excelencia).
9.       Encontrá tu aspirinita. Sí, me refiero a esa aspirina que se tira al agua del florero para que la flor se mantenga fresca más tiempo. Todas tenemos una aspirinita. Algo que nos encanta y que nos hace sentir inmediatamente mejor y rejuvenecidas, ya sea hacerte un buen masaje, inscribirte a una clase de yoga o escuchar a todo volumen la música de tu época.
10.   Ahora por último, pero no menos importante, es que nunca descuides tu espíritu de juventud. Sentite joven por dentro, sonreíle a la vida, mantenete haciendo las cosas que te gustan hacer y no le hagas caso a los que te dicen que a tu edad no deberías hacer tal y cual cosa. Exorciza a tu vieja interior y mantené siempre fresca a la jovencita que nunca dejarás de ser. Al fin y al cabo, todo en esta vida es cuestión de actitud.