13 marzo 2016

Facebook Frenemies


En el Facebook todos queremos ser como Roberto Carlos y tener un millón de amigos. Sin embargo, con el puñado que tenemos ya hay unos cuantos que nos estresan  y verdaderamente nos sacan de nuestras casillas. A veces los bloqueamos, pero otras simplemente los sufrimos.  Tal vez porque en su existencia real son mucho más tolerables que en su existencia virtual. El problema es que muchas veces Facebook potencia el nacimiento de ciertos alter egos bizarros y absolutamente odiosos que convierte a nuestros amigos en frenemies osea que nuestras amis del mundo real se convierten en amienemigas del Facebook.

Les garantizo que de este elenco de indeseables feisbukeros, todos tienen al menos uno en su lista de amigos.

Animalistas: Por lo general tienen 18 gatos, 8 perros y el muro lleno de fotos de perros extraviados. Son de los que registran con un rigor casi científico todas las actividades de sus gatos, como si fueran seres de una inteligencia sobrenatural y suben 750 fotos por día ellos haciendo las cosas más banalmente gatunas como si fueran actividades maravillosas y casi místicas. Hasta ahí se les tolera. Pero cuando empiezan a atacarte por preguntar en “Alguien sabe” dónde se puede comprar un chihuahua (porque todo animalista obsesivo aboga por el comportamiento éticamente comprometido de adoptar animales sarnosos, parasitados, minusválidos, maltratados, malqueridos y traumados rescatados de la ultra tumba y creen que el pedigrí es sinónimo de maltrato animal) ahí como que ya da cosita. Está bien que les quieran a sus gatos, está bien que no practiquen la cacería, que no coman carne ni usen pieles, pero  quienes son para juzgar la elección no comprometida de elegir a un perro por su raza. Como dice la Chiqui Legrand: “¡Así Noooo!”

Profesor de castellano: Estos son los más plagas del planeta. Cuando no activas el corrector automático (o peor aún, cuando éste es el que te corrige mal) ellos no tardan en  corregirte el desliz. Lo peor de todo es que la mayoría de las veces no les cae la ficha de que se trata de un error de dactilografía. En esta era de los Smartphones, cuando el 90% de nuestros posts del facebook los hacemos desde el celular, valiéndonos del diminuto teclado y nuestra cada vez más desmejorada vista, es normal que se te escape un  “VESO” en vez de “BESO” o un “BAMOS” en vez de “VAMOS”. Pero tu amigo es tan gil y pelotudo, que no atina a darse cuenta de que la B y la V están peligrosamente juntos en el mini teclado QWERTY, y te salta con la RAE a tratarte de burro y explicarte hasta la etimología de la palabra en cuestión.  Y No te queda otra que contestarle en MAYÚSCULAS (O sea gritando en digital): “¡PERO PAAAR FAVAAAR! OVBIO QUE NO SOY TAN BALLE Y TAN VURRA COMO ME CREES NDE PABO!”

Tagueadores compulsivos: Estos amigos nos hacen temblar cada jueves y cada viernes con sus #TBT Y #FBF porque de su baulito de los recuerdos siempre sale esa foto en la que salís bizca, más borrasha que el de la arbolada o aquella en la que tenés aproximadamente 25 kilos de más y llevabas puesto ese vestidito nefasto que hace que Lady Gaga quede básica. Estos tagueadores son capaces de anular tus posibilidades de levante en l mundo digital con un simple click y de convertirte en el comentario del día del chat privado de tus frenemigas del mundo real. En la misma categoría están los que te taguean en cada uno de sus posts, hasta cuando comparten el sountrack del canto de la ballena azul,  o cuando postean el link a las 20 maneras de clavar un clavo sin usar un martillo y jamás terminas de entender el  porqué. 

Macateros: Ellos no le venden a su madre, porque la prójima vino fallada de fábrica y está más rallada que el hijo que parió. Un día están vendiendo el último brebaje de YERBALIVE  y al día siguiente las carpetas de crochet que teje su abuela. Te insisten para que compres cosas que no sólo jamás tuviste intención de comprar, sino que no las aceptarías ni como regalo. Lo peor es cuando usan tu muro de cartel invadiendo tu espacio como si se tratara de espacio publicitario y cuando te acosan al inbox ofreciéndote cuanta chuchería tienen en su poder en ese momento. A veces son tan tediosos que te hacen creer que estás en Pettirossi.com y no en el Facebook.

Candy Crushers: Será que este maldito juego endemoniado alguna vez se acabará. Confieso que fui adicta hasta que hace 1 año me trabé en el nivel 386 y no pude salir ni endeudándome para comprar todos los boosts disponibles. Pero hay gente que simplemente no desiste. Ellos son los adictos al “Sweet, Taaaasty, deliiiicious, diviiiine”, pedigüeños de vidas y de bombas de colores que siempre están 500 niveles más avanzados que vos.
Haters: Ellos aman odiar. Siempre, siempre están listos para tomarse con alguien en el facebook. El muro ajeno es su campo de batalla y no desaprovechan oportunidad para ironizar, satirizar y cizañear. Si no encuentran con quien pelearse, se dedican a tirar plagueos al vacío, contra el gobierno, contra los baches, contra su club rival, contra la gente en general, y hasta al prójimo de Lassie van a encontrarle algo reprehensible. Su muro es el equivalente digital al muro de los lamentos.

Religionarios: Ellos hacen de su religión su batalla. Si son evangélicos se quejan porque viene el Papa y si son católicos despotrican contra el diezmo.  Son las armadas digitales de una especie de cruzada moderna que francamente es espantosa pues tiene más de intolerancia que de religiosidad. Después están los que meten la religión en todo y te mandan setecientas oraciones y buenos deseos y cadenas de San Antonio, San Cayé y San Toascosas las 24 horas del día. A todos tus comentarios ponele la firma de que pondrán: AMEN, y se pasan mandándote “bendiciones” hasta en tus post más pelotudos. Si posteás: “Estoy viajando a Ciudad del Este para el Black Friday!” van a ponerte BENDICIONES. Si posteás: “Olimpia Campeón” tambiéeen van a poner Bendiciones. Creo que hasta si posteás: “Samaniego badulaque” tambiéeen van a escribir lo mismo ya que es su expresión facebookera de cabecera.


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