21 enero 2009

I JUST KNOW WHAT YOU DID LAST SUMMER…..



Con toda la experiencia de mis 30 veranos he decidido compartir toda mi sabiduría veraniega. Creo que soy la versión femenina y hueca de Paulo Coelho. Soy una guía con patas de auto ayuda, pero al revés. A mí no me pregunten lo que hay que hacer, sino lo que NO ya que soy una experta en veranos calamitosos. Si toman mi ejemplo y hacen exactamente lo contrario… les aseguro que van a tener el mejor verano de su existencia. Por supuesto que para dar consejos al revés no hace falta título, pero oficialmente me autoproclamo y corono VERANÓLOGA.

Empecemos por lo primero: BRONCEADO. Estar blanca como cana de vieja en verano es un pecado capital. Muchas de Uds. seguramente habrán caído alguna vez en el error, ante la desesperación de necesitar un bronceado express, de seguir los consejos satánicos de alguna de sus amigas maquiavélicas. Esa rubia tostadita y espléndida que siempre está perfecta y que antes de que lleguen las fiestas de primavera parece recién llegada del Caribe y que te dice con toda la naturalidad del mundo que su secreto es usar Coca Cola como bronceador. Y ahí vamos, sonsas e ingenuas al patrio trasero con 1 litro entero esparcido sobre nuestra humanidad, solo para darnos cuenta, de que tu patio es el hábitat ideal para toda una gama de insectos que ni siquiera el más renombrado entomólogo paraguayo podría terminar de clasificar en un milenio. Por supuesto, las picaduras son múltiples, las manchas son eternas, y tu querida amiga (recién ingresada a tu lista negra) se llevará su verdadero secreto de bronceado perfecto a la tumba antes de compartirlo contigo. La lista de recomendaciones infernales es extensa. La próxima vez que te recomienden: aceite de cocina, manteca, tintura de yodo, mantequilla de cacao, aceite de bebé y cualquier otro producto destinado a totalmente otra cosa ahorrate una quemadura de 5º grado y comprate un buen bronceador.

Otro error en el que seguramente todas hemos caído es en el del maratón solar. El famoso primer día de playa, en las que agotadas de tanta mediterraneidad, corremos al mar como heroína de telenovela para luego caer desmayadas sobre la arena en un sopor eterno arrulladas por el rumor de las olas. Al atardecer, regresamos al departamento más rojas que una morcilla dándonos cuenta de que en la prolongada siesta que nos pegamos en la playa jamás nos dimos la vuelta y solo con otra insolación similar podremos emparejar nuestro bronceado. Por supuesto que demás está decir, que el color rojo flúo de nuestra piel y las peladuras que seguirán, exclamarán a gritos que sos una valle que se insoló en su primer día de playa. Cuando llegues este verano a Punta querida, acordate que si lo que esperas es volver retinta de la semanita de vacaciones que te dio el desgraciado de tu jefe, comprate un protector solar y quedate los primeros días bajo la sombrilla.

Otro error lamentable en el que por suerte caí solo una vez (y les aseguro que fue más que suficiente) fue en el del comprarme el precioso bikini blanco que la vendedora me juró por la salud de sus hijos (que obviamente no tiene) que no se iba a transparentar. Tonta! Por supuesto que ni se me pasó por la cabeza hacer un test de calidad previo en la discreción de mi hogar y lo estrené de manera calamitosa en la playa, bajo la mirada jocosa de mis amigos que no pararon de reírse de mi tití timbre y de mis tristemente expuestas partes más íntimas. La próxima vez que les tiente ese divino bikini blanco, recuerden que la vendedora gana comisión por las ventas y seguramente les está mintiendo para sacarse el mono de encima, cómprense el negro para no convertirse en la eterna anécdota veraniega de sus amigos!

Todas la blondas del universo (cada vez somos más) aprovechamos el verano para aclarar nuestras mechas y a veces nos oxigenamos hasta el cerebro para conseguir ese platinado radiante que tanto resalta con nuestra piel tostada. Por supuesto que como buenas rubias que somos, nos aplazamos en química, y a la semana el pelo se nos quedó verde a causa del cloro de la pileta. Ya se que es re vairo nadar perrito, pero más lamentable es quedarnos con el look alienígena por hacernos las sirenitas.

Otra clásica catástrofe veraniega son las caipirinhas en la playa, que con el calor del sol se nos suben a la cabeza en tiempo record. Una lleva a otra (porque demasiado luego te gustó y querés probar también la de maracujá) y para cuando te metés con tanta alegría en cima al mar terminás como estrella principal de una escena de Baywatch, en la que vos por supuesto sos la chica en problemas. Recordate que en el cono sur los salvavidas no son rubiazos fisicudos, y que probablemente serás rescatada por un negrito panzón en sunga que te hará respiración boca a boca bajo la mirada atónita de una multitud de curiosos y como sos paraguaya seguro le conocés a más de la mitad de los espectadores. Querida, te aseguro que no querrás ser la estrella de este show!

Espero que este verano tengan en cuenta todo lo que yo hice el verano pasado y hagan exactamente lo contrario: no se insolen, no experimenten, mantengan la cabeza fuera del agua, opten por los bikinis oscuros y por favor no se ahoguen!!

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